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Julani con traje: Cómo Francia convirtió a un paria en socio

Saturday, 19-Jul-2025

Política /Europa

Julani con traje: Cómo Francia convirtió a un paria en socio Opciones para compartir


El ascenso del presidente interino sirio, Ahmad Sharaa, es menos un arco de redención que un proyecto occidental calculado, con Francia buscando superar a Rusia y recuperar su participación colonial en Siria.

Apenas una semana antes de su histórica reunión con el presidente estadounidense Donald Trump en Riad —el primer encuentro entre líderes estadounidenses y sirios en 25 años—, el autoproclamado presidente de transición de Siria, Ahmad al-Sharaa, llegó a París.

La visita de Sharaa a la capital francesa, su primera a un país occidental desde que asumió el poder, fue meticulosamente orquestada. Francia ofreció una bienvenida cautelosa, limitando los protocolos de recepción y absteniéndose de honores de Estado de alto nivel, lo que indica su intención de ejercer influencia sobre el caso sirio sin legitimar plenamente a un líder que aún figura en listas de vigilancia internacional por terrorismo.

La visita, que requirió una exención de las prohibiciones de viaje, sancionada por la ONU, para Sharaa y su delegación, culminó con una reunión cuidadosamente organizada con el presidente francés, Emmanuel Macron, en el Palacio del Elíseo. La rueda de prensa posterior de Macron adoptó un tono firme, insistiendo en que los cambios significativos en el caso sirio siguen siendo un requisito previo para el compromiso internacional.

La calculada hospitalidad de Francia reforzó sus ambiciones de recuperar influencia en Siria. Para Sharaa, el viaje fue una jugada estratégica para proyectar legitimidad internacional y enterrar el legado de línea dura de su pasado, incluidos los vínculos de liderazgo con Al Qaeda e ISIS.

La inversión de Francia en la división
Sharaa, más conocido como Abu Mohammad al-Julani, ha pasado casi una década reinventándose. Tras romper vínculos con Al-Qaeda en 2016 y renombrar el Frente Nusra como Hayat Tahrir al-Sham (HTS), Julani comenzó a presentar una imagen más atractiva a los actores internacionales. Los medios cataríes lideraron el cambio de narrativa, mientras que Turquía facilitó gran parte de su ascenso, permitiéndole dominar Idlib, en el noroeste de Siria, sin una importante financiación externa.

Francia, por su parte, ya había comenzado a recalibrar su estrategia en Siria. En 2017, el Ministerio de Asuntos Exteriores francés encargó un documento de política a su centro de estudios CAPS, asesorándolo sobre la participación en la Siria post-Assad. La recomendación: apoyar la reconstrucción en zonas fuera del control del expresidente Bashar al-Assad, incluidas aquellas bajo fuerzas "radicales" como HTS, como protección contra el resurgimiento de Damasco.

El derrocado presidente sirio ya había culpado a Francia por su apoyo a grupos terroristas en Siria durante la crisis que comenzó en 2011. "Francia ha sido el abanderado del apoyo al terrorismo en Siria desde los primeros días del conflicto", declaró a la prensa en 2017.

La política francesa se basó en una idea fundamental: impedir la reunificación bajo el régimen de Asad consolidando zonas de control de facto. París comenzó a financiar discretamente iniciativas civiles en zonas controladas por Julani —mientras Estados Unidos aún ofrecía una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza— y reanudó los contactos de inteligencia para abordar la presencia de más de 600 ciudadanos franceses que luchaban junto a HTS y otras facciones militantes.

Si bien estos vínculos se mantuvieron en gran medida ocultos, Julani dedicó años a consolidar su control sobre las facciones locales, incluyendo contingentes extranjeros. Esta labor sentó las bases para una mayor implicación occidental.

El debut mundial de Sharaa
En febrero de 2020, Julani realizó su primera incursión internacional. El International Crisis Group, entonces dirigido por Robert Malley, publicó una entrevista exhaustiva en la que Jolani exigía la eliminación de HTS de las listas globales de organizaciones terroristas. Malley, quien posteriormente fue enviado a Irán del expresidente estadounidense Joe Biden, instó en privado a la Casa Blanca a establecer contactos con el grupo.

El mensaje del exlíder de Al-Qaeda fue inequívoco: HTS no representaba ninguna amenaza fuera de Siria. Unos meses después, el jurista jefe de HTS, Abdul Rahim Atoun, se hizo eco de esa misma línea en Le Temps, afirmando que el grupo buscaba ayuda internacional, no confrontación. Fue un discreto guiño a la política continua de Francia de interacción con las regiones no controladas por Asad.

Entonces vino el cambio de imagen. Periodistas occidentales, incluido Martin Smith de PBS, conocieron a Jolani, quien esta vez vestía traje y corbata. Fue el debut de una nueva personalidad: no un comandante militante, sino un líder nacional.

Tras bambalinas, el ministro de Asuntos Exteriores, Asaad al-Shaibani —quien entonces operaba bajo el alias de Zaid al-Attar—, gestionó la transformación de HTS. En 2017, Shaibani mantuvo reuniones extraoficiales con figuras de la inteligencia occidental, incluido el exdiplomático británico Jonathan Powell, conocido por negociar con grupos sancionados.

Ucrania y el giro francés
La guerra de Rusia en Ucrania aceleró la reorientación de Francia en Siria. En un intento por presionar a Moscú —cuyas fuerzas mantienen posiciones militares estratégicas en Latakia y Tartus—, París recurrió a sus antiguas conexiones de la época colonial como palanca para reafirmar su influencia en la región.

Si bien el apoyo directo a los ataques del HTS contra objetivos rusos sigue sin confirmarse, los ataques con drones del grupo en 2024 —en particular contra la base aérea de Kuweires— fueron seguidos de cerca por la apertura diplomática francesa. Según informes, las exigencias privadas de Macron a Sharaa incluían la retirada rusa de Siria.

El acercamiento paralelo de Francia a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos y lideradas por los kurdos —diseñado para antagonizar a Turquía— consolidó su estrategia de doble vía: contener la influencia de Asad y protegerse del control ruso sobre Siria.

Protección de las minorías: La influencia de Francia en Siria
Cuando Sharaa irrumpió en Damasco y asumió el cargo, los ministros de Asuntos Exteriores francés y alemán se apresuraron a viajar a Damasco a principios de 2025. El francés Jean-Noël Barrot dedicó un tiempo considerable a reunirse con líderes cristianos, reviviendo la narrativa francesa de la época colonial sobre la protección de las minorías.

Para París, la protección de las minorías religiosas sigue siendo un punto de partida conveniente para la intervención. Junto con Alemania, deseosa de frenar el flujo de refugiados sirios, Francia ofreció un alivio gradual de las sanciones y la política a cambio de reformas.

Sharaa respondió con un gabinete tecnocrático, aunque los leales al HTS mantuvieron el control de los ministerios de seguridad. Cabe destacar que las recientes masacres contra alauitas en las zonas costeras y centrales de Siria, además de los conflictos sectarios entre las fuerzas de seguridad dirigidas por el HTS y los drusos, no han hecho más que acelerar la intervención francesa.

Las tensiones fronterizas con el Líbano añadieron una justificación adicional. Durante su reunión en el Elíseo con Sharaa, Macron blandió mapas históricos para facilitar la demarcación fronteriza y se dirigió a su invitado con un lenguaje inusualmente franco, alejándose del protocolo para demostrar autoridad.

Una cosecha mutua
El renovado cortejo de Francia al gobierno de transición sirio refleja años de lento cultivo. Julani, ahora rebautizado con traje como Sharaa, vendió su moderación. Macron, buscando relevancia regional, la compró.

Ambos sellaron su alineación en un acuerdo negociado con Washington: las Fuerzas de Autodefensa (FDS), que desde hace tiempo son autónomas, se integrarán en el naciente Ministerio de Defensa sirio. De implementarse, la medida profundizará la influencia francesa en las estructuras del Estado sirio y otorgará a la presidencia de Sharaa el peso institucional que tanto ha buscado.

Para Israel, esta alineación supone una posible ventaja para los avances estratégicos y territoriales que ha logrado desde el derrocamiento de Asad: si Occidente ahora respalda abiertamente a Sharaa como autoridad legítima, la normalización con Israel, una perspectiva largamente lejana, se acerca un paso más a la posibilidad.

A Cradle Contributor




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