Por: Igor Cantillana

Cuando escribo esto son ya 32 minutos del 23 de junio en Suecia y hoy se cumplirìan 100 años del actor Sueco KEVE HJELM, el mejor actor del milenio en la historia del teatro sueco según los críticos suecos que lo eligieron el 2000, cuatro años antes de su muerte a los 82 años. (2004)./ Una de mis mayores fortunas fue conocerlo y trabajar con él. Cultivar una amistad que nos enriqueció personal y artísticamente hasta el domingo 1 de febrero (murió el martes 3 temprano) y nunca olvidaré esos últimos minutos que quedaron grabados en mi./ KEVE recibía mi visita todos los domingos durante los dos últimos años que estuvo acostado esperando en distintas clínicas su muerte. Yo había aprendido de Juan Radrigán que los domingos se siente más la soledad y llegué siempre a hacerle compañía y conversar. / Estuvo lúcido hasta ese domingo 1 de febrero donde ya no podía hablar. Estaba semisentado en su cama y frente a èl un aparato de tv con figuras de series para niños que el no veía. Keve sabía que quedaba poco.Apagamos la tele. A un lado de la cama ese día estaba Hannes Meidal ( un ex alumno de la Escuela de Teatro en ése entonces y hoy jefe de Repertorio del Teatro Real DRAMATEN) y al otro lado yo. Hannes le traía la versión para imprenta del libro que habìa hecho con los artículos de Keve sobre Teatro y Actuación. Era un trabajo minucioso de casi 3 años. Ķeve Hjelm es el primer Proffessör (Maestro) del arte de la actuación en Suecia y fue rector de esa Escuela de Teatro en Stockholm durante unos años desde 1992. Keve tenía el borrador de su libro para acariciarlo . Pidió con gestos que Hannes y yo lo tomarámos de la mano. Yo tenía su mano izquierda y Hannes su derecha. Una vez interpreté esa imágen como un sueño y entendí que yo lloriqueando a su lado izquierdo era el mundo irracional , emocional y sensible y Hannes el lado racional intelectual e inteligente. Lo acepté y agradecí porque todavía lloro su pérdida física pero tengo largas conversaciones con él y mantengo lo que poco antes de ese último día me confesó: "entiendo que lo que busqué siempre en el teatro y la actuación es una utopía "

Quise decirle que éso siempre fue un imán que compartíamos y que no importaba tanto si lo alcanzábamos a ver. El viaje valía la pena. KEVE formuló y mostró que era posible y necesario esforzarse por ser auténtico y verdadero en el encuentro con un texto que había que adueñarse virtiéndolo dentro de sí en un proceso siempre abierto al momento en que se inmersa en la profundidad de tu inconsciente ( libro interior ) y se va haciendo conocimiento que podìa. transformarse o enriquecerse cada día en los ensayos en el encuentro con el otro siempre que el partner estuviese igualmente abierto a oír y dejarse influìr .Desde el evangelio uno de los evangelistas se habìa atrevido a decir que lo primero "fue la relación". Los otros dijeron "lo primero fue la palabra ". Keve defendió como Shakespeare que la palabra verdadera era la palabra pensada./ Keve había ido a ver mi Teatro Sandino en una puesta que yo hice DE TARTUFO de Moliere en una sala del Dramaten en 1981. Seguía la función con el texto Sueco en la mano y se reía con su enorme cuerpo que movía todas las butacas de su fila. Se enamoró de mí peluca de Tartufo y de todo lo que hicimos. Me buscó muchos meses para convencerme que lo dirigiera y fuí a verlo actuar en la Danza de la Muerte de Strindberg en el Dramaten y quedé maravillado. Nos juntamos en un café a la salida me miró largo y dijo que yo era muy jóven y que quizás él muy viejo para Tartufo ( él era 22 años mayor) y empezamos a conversar una larga conversación de 22 años. Habíamos compartido la emoción en distintos tiempos del Quinteto de Cuerdas de Schubert y Huésped en la Realidad de Per Lagerkvist. Etc. . Estrenamos Tartufo en febrero de 1983 en el Stockholms Stadsteater ( Teatro Municipal) y experimentamos durante 6 meses con el mejor elenco para hacer lo que Stanislavsky no alcanzó a hacer con su teatro Arte de Moscú. ( Murió al empezar a hacer Tartufo) Keve me abrió. las pesadas puertas de los teatros institucionales suecos.

Luego lo traje a Chile a poner en 1991 en el Teatro de la Católica LA DANZA DE LA MUERTE de Strindberg y fue su puesta el premio de la crítica de ese año. De ese elenco que lo adoró queda Gabriela Hernández. /

Soy un hombre afortunado, que recibió de regalo lo más sabio del arte teatral en Suecia gracias a Keve Hjelm que hoy tendría 100 años y vivirá en mí y los que lo conocieron algunos años más. La vida está hecha de estos encuentros "casuales" que son privilegios que nos envían los Dioses. Su libro se llama DIONISIOS Y APOLO , en ese órden , primero el Caos Luego la Razón. HONOR Y GLORIA para KEVE